Chandra Center

El «viaje» del Alma que somos

En las escrituras del Oriente, la conciencia espiritual se compara con un hilo que corre a través de las muchas flores de una guirnalda. Esto significa que la conciencia existe continuamente, incluso mientras pasa a través de las diversas transformaciones. Así, aunque al momento del nacimiento ocurre solo una transformación, existe un desarrollo de la conciencia incluso antes del nacimiento. Si previamente no existiera, no podría desarrollarse. El cuerpo está sujeto al nacimiento y a la muerte; pasa a través de las etapas de la infancia, la juventud, la adultez y la vejez. La conciencia, que reside dentro de nosotros, no conoce estas etapas, no conoce el nacimiento, ni la muerte. Es como un aparato eléctrico; que puede romperse, pero no la electricidad. Cuando alguien se refiere a nosotros, como personas, jóvenes o viejas, él, se está refiriendo sólo a nuestro cuerpo, No a nosotros. Somos eternos, el cuerpo, sin embargo, puede estar sano o enfermo y puede también dañarse. No obstante, nos identificamos fácilmente con el cuerpo y pensamos: “Oh, me están saliendo canas, pienso que me estoy poniendo viejo”, y así comenzamos a creerlo. Y si otra gente también nos dice: “Te estás poniendo viejo”, nos apegamos rápidamente a esa ilusión.

La conciencia es el trasfondo para los acontecimientos del nacimiento, el crecimiento y la muerte. Cuando estamos en contacto consciente con el principio de la conciencia, nos experimentamos como un ser puro, e ilimitado. Este ser interno está cubierto por el cuerpo, de igual manera que nos ponemos la ropa. Existimos antes de vestirnos, de lo contrario, no podríamos ponérnoslas. De igual manera, continuamos existiendo cuando nos las quitamos de nuevo. No obstante, si se interrumpe la conexión con la existencia universal, ésta es una interrupción de conciencia. Las escrituras dicen que vivimos en un estado de muerte, cuando no estamos en la conciencia de la existencia. La vida es una continuidad de conciencia. La muerte causa una interrupción. A dejar concientemente el cuerpo, no se le llama morir. Es partir, no es muerte. Casi todo el mundo pierde la conciencia antes de morir. De esa forma, el hilo de la conciencia se suspende, y hay que encontrarlo de nuevo. Si aprendemos a vivir conscientemente, el cambio de la muerte y del nacimiento no puede tocarnos. El Maestro CVV dice, “si usted existe conscientemente, usted no muere.”

Para las enseñanzas de la sabiduría todos los miedos acumulados, en relación con la aparente aparición y desaparición son, expresión de una ignorancia profunda sobre la naturaleza del alma, y la ignorancia estaba ya ahí, antes del conocimiento. Pero así como el sol existe antes de llegar a hacerse visible para nosotros en el horizonte del este, aparecer no es nacer, sino solo hacerse visible.

Reencarnación

Sin embargo, hasta que el alma individualizada se percata de su identidad, se necesita un cuerpo para el proceso de aprendizaje, y una serie de nacimientos apoyan este proceso. El alma individual es una chispa del alma universal. El individuo pasa por una gran cantidad de situaciones para recuperar su identidad. Incluso mientras el individuo es ignorante de su posición relativa, la Naturaleza lo sabe, e intenta protegerlo en este estado de ignorancia, que los videntes comparan con un sueño.

Existen personas quienes no han logrado la estatura, para creer, que existe el renacimiento y un desarrollo futuro. Pero incluso la mayoría de los que creen en la reencarnación confían solamente en las escrituras y en lo que han oído, sin haberse adentrado activamente en ellas por sí mismos. Indudablemente, que es mejor creerlo, hasta que usted pueda ver, en lugar de bloquear experiencias con una mente que duda. El que puede ver solamente el mundo perceptible por los sentidos, no puede aceptar la verdad de las cosas sutiles. La percepción directa, no obstante, es siempre insuficiente, y existen cosas como la reencarnación, aunque algunos no estén listos aún para verlo. Diversas religiones tienen la doctrina de la reencarnación, pero en concordancia con el tiempo, ellos no instruyen acerca de ella por todas partes. Quien esté listo para oír puede recibir las enseñanzas.

Muchos desean saber quiénes han sido en vidas anteriores. Esta información no está a nuestro alcance. Se abrirá solamente a su tiempo y de manera natural, cuando avancemos por el sendero. El que intenta cualquier experimento no obtiene el conocimiento adecuado, sino que se vuelve aún más ciego.

El Proceso de Encarnación

Por medio de la aspiración ardiente y de la contemplación profunda los videntes han encontrado métodos para dejar el cuerpo concientemente y también para regresar a él concientemente, en una nueva forma y una conciencia individual.De acuerdo con su visión, el intervalo entre la muerte y el volver a entrar en una matriz, se corresponde con el impulso por la posesión de cosas materiales y por la satisfacción de los deseos. Cuando el deseo se hace más fuerte, el alma desciende otra vez en la tierra, a un lugar oportuno, a sus vibraciones. Este aterrizaje es en el pensamiento de un hombre, y el descenso es en su semen a través del pensamiento. A través de la cópula sexual, el alma se expresa a través del semen hacia el interior de la matriz de la mujer y crece allí con un cuerpo.

El alma está atada por el hilo de la vida. El hilo de la conciencia está atado por el hilo de la vida en tres lugares del cuerpo: en la cabeza, alrededor de la pituitaria – éste es llamado el plano de la conciencia; entre el plexo solar y el corazón – el plano de la fuerza; entre el Muladhara y el centro sacro – el plano de la materia. En el sendero de la evolución estos lazos nuevamente se desligan lentamente, de abajo hacia arriba.

Un ser autosuficiente debería venir a los padres antes de que nazca. Esto es lo que llamamos renacimiento. La conciencia individual se manifiesta desde el alma de igual forma que la luz se manifiesta desde el fuego. El alma no pertenece a la conciencia individual, porque no tiene ni comienzo ni fin. El hecho de que nacemos y existimos sin incluir nuestra conciencia individual, demuestra que estamos por encima de ésta y que somos ilimitados.

Somos la continuación de una continuidad de vidas pasadas y proseguiremos también hacia vidas futuras. No podemos cortar un pedazo y decir, “He aquí toda mi vida completa.” Los rasgos de la personalidad, los gustos y las aversiones, las fuerzas y las debilidades que tenemos desde el nacimiento los hemos traído de vidas pasadas. Es por ello, que debemos continuar trabajando conscientemente, superar algunas debilidades y ganar algunas fortalezas, en esta vida. Quien ha superado sus instintos de comportamiento no tiene que regresar. No obstante, puede descender para el bienestar de la humanidad y ayudar a otros, como guía espiritual.

Al nacer, el alma se encuentra a sí misma, en un nuevo entorno. Está inmersa en un cuerpo, en la madre, lo que al principio es totalmente extraño al alma. Esta soledad puede ser una fuente de miedo y de ansiedad, y sólo desaparece gradualmente. Por tanto es necesario ofrecer una condición agradable y armoniosa, para evitar que el alma tenga miedo. El pensamiento de los padres tiene un efecto sobre el tipo de pensamientos del niño en crecimiento, hasta cierto grado, de igual forma que la calidad del suelo no cambia la semilla, pero determina el crecimiento y la salud del semillero. A lo largo del embarazo los futuros padres deben seguir una disciplina para mantener armonía en la mente, paz en el plano emocional y salud en el cuerpo.

Los astrólogos saben que las impresiones recibidas por un bebé durante las primeras seis horas después de su nacimiento (90 grados de rotación de la tierra en su propio eje) se convertirán en su comportamiento a lo largo de 90 años. Los planetas en los cielos a la hora de su nacimiento recibirán sus doce casas del horóscopo en varios ángulos y producirán un entramado de karma individual, para ser agotado en 90 años. Esto puede santificarse y elevarse a términos más nobles, realizando un ritual al momento del nacimiento, el cual invoca al hilo de la conciencia del niño y por tanto, funciona para desarrollar gradualmente la mente, de manera ordenada.

Nombre y Nombre-Código

La parte espiritual del hombre tiene un nombre a través de todas las encarnaciones, como un nombre-clave. Con este código-nombre se nos conoce e identifica en los planos internos. Al nacer, en cada encarnación, al aspecto de la personalidad, se le da un nuevo nombre. Unir a las dos capas de conciencia, permite al hombre darse cuenta de su identidad original y de su propósito en la vida. A esto se llama también la tercera iniciación: la muerte de la personalidad separada y el nacimiento de la conciencia del alma. El alma ahora impregna la personalidad y el hombre se transforma en un conciente co-trabajador, en el Plan.

K. P. Kumar